2 feb 2006

De poetas clásicos a abogados poetas


Tras amanecer me partí en dos sobre ti,
Justo cuando llene mi pecho del aire calido que nos rodeaba.

Dicen que la piedra me golpeo exactamente entre los ojos, donde las olas dejan de ser parte del mar y el silencio, y rompen una sobre otra,
Y mis dos partes murieron, eso me han contando,
yo ya no estaba allí.




Aquella noche el cuerpo me dolía tanto como un segundo corazón,
Yo era todo en caída libre, rotos y descosidos
Mis ojos de vaca perdidos,
Bajo las graves notas de un chelo,
Se buscaban
Palpita el corazón rendido,
Un espasmo mas, cuando los gritos llenaron las calles, absorbiéndolas por completo
En un fango negro impenetrable, mi ser se contorsiona,
en un espasmo que devora el infierno entero, se contorsiona.

Las palabras nacen muertas en mi boca.
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**
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*
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Reguero de sangre, flores y palabras muertas
La luz rebosaba de la pared.





Mariposas en pleno vuelo
Empujadas por ráfagas pintadas, (del mismo viento que me mantiene vivo)
Sostenidas
Escarcha en las pestañas, afiladas y brillantes
Tengo congelada la mirada.

No quiero decir nada mas que lo que digo
Sencillamente siento caer largas y negras llamas por mis brazos,
Pesan tanto como el plomo,
Puedo sentir el sabor del zumo de mis propios huesos,
Mis venas son grietas, me desmorono





Cambio mis ultimos sentimientos
por latas de coca cola Light.
Vida desvivida, y repleta de aditivos y siluetas negras
Adivino tan solo las formas.

En la continua y leve intoxicación es difícil encontrar algo mas
Que estúpidas sonrisas,
Miles de águilas decapitadas a mi paso

Tambaleante,
Miro hacia atrás,
me vuelvo a doblar en mi sobre.
Con olor rancio, pero ciertamente sonriente.






-Aquí sigo-

Y el Barrio de mi alma se lleno de luz,
Miles de aspersores chorrearon estrellas,
Justo el día en el que el sol moría.
El día en que Venecia crujía,
ahogado, entre tus piernas,
Sonreía.


Corre mi mente en llamas,de los atormentados brazos de la noche
A llorarle en los brazos al alba.

Mi vista se queda perdida,en blanco de nuevo
Como si hubiera despertado por primera vez
la ilusion de sentirse seguro…

Como arboles en llamas,nos lamentamos,
agitandonos entre torbellinos de furiosas chispas

Ardemos, sin movernos, ardemos.
Mirándonos sin saber que decir en esos últimos momentos.

Nuestras bocas llenas de ramas no silban palabra,
Solo vomitan el silencio del miedo

Silban tristeza los pájaros en la mañana.


Miguel Jaureguizar Mur. (1982, Madrid)

A mi amigo. A Jure.