9 sept 2008

La pena de Thanatos

El triunfo de la muerte. P.B.







Y allí estában, sentados en el césped de Plaza España. Ella miró la Torre de Madrid, y en un segundo de angustia pensó en cómo sería el saltar desde la ventana más alta.

La democracia no funciona -dijo ella- ahora se quiere comprar el voto de la tercera edad prometiendo una subida del 6% en las pensiones, cuando Hacienda no tiene dinero para devolver las liquidaciones de Renta. Creo que esas personas no letradas no deberían intervenir en quien es el mejor candidato para gobernarlas. No están capacitadas, son vulnerables y manejables con farsas.

Yo creo que la democracia, aun siendo un mal sistema, es el menos malo, contestó él.

Pero, ¿y si hubiera una oligarquía? Pero no basada en la plutocracia, sino meritoria. Imagina a un Nelson Mandela de ministro mundial, a los Premios Nobel encargados cada cual en la disciplina que más destacasen. Un grupo de sabios gobernando. En caso de fallecimiento, ellos mismos decidirían un sucesor digno.

Terminaría siendo una dictadura de unos pocos, contestó rápidamente él. Se corromperían al no tener sujecciones, límites a su poder. El poder debe estar controlado. Mira Grecia, o incluso Alemania, ¿crees que Hitler gobernaba solo? Era un grupo igual al que tú propones.


Pero el de Hitler era militar, dijo ella incorporándose, y designado por una persona, el mío es inicialmente electo popularmente basándose en la valía, en la venerabilidad. Si es que aun existe.

No, no funcionan las cosas en este país,-siguó divagando, recostándose- no funciona la justicia...mira, Otegui está en libertad, el asesino de la niña esa no tendrá el castigo que se merece... Yo instauraba de nuevo la pena de Muerte, para los casos de terrorismo y abusos a menores, cuando sea absolutamente seguro, cuando encima se jacten de ello. Además, hay mucha gente en el mundo, no pasa nada porque mueran, no pierde nada la humanidad.


Hay muchas maneras de castigarlos, no tiene por qué ser la pena de muerte. Porque al principio sería a los terroristas, luego a los que han matado a alguien, luego a los que roban mucho, luego a los que roban poco y así se iría eliminando a todo lo que sobra de la sociedad, y llegarían a eliminar a los lisiados, enfermos!!!- Subió él el tono golpeando la bebida en el césped- ¡Eso lo dices tan a la ligera porque no has estado cerca de la muerte!
- Te has enfadado? Preguntó preocupada.Sí lo has hecho. Dijo viéndole cabizbajo.
- No...
- ¿Y qué piensas de mí ahora? Esto es lo que creo en verdad...
- Que no podemos estar de acuerdo en todo.
- Me gustas por tu cabeza.
- Pensé que era porque estoy muy bien, jeje.
- Estás bien, pero hay mucha gente aqui que está bien.
- Ay mi hermosa y cruel amante...



...Y se fueron a ver el Verdugo, de Berlanga.