27 oct 2009

Bodas de Sangre- Federico García LORCA

Sinopsis:



Una madre tiene miedo de quedarse sin el único hijo que le queda. Su marido y su primer hijo muertos están por peleas con arma blanca. Ella maldice los cuchillos. Esos tan pequeños llevándose hombres, hijos... Ella desea tener nietos, no, mejor nietas, para que se queden lejos de los campos en donde transcurren las peleas.



Su hijo se quiere casar. Ha encontrado a una buena mujer. Con tierras él y ella. Tienen todo para ser felices. Pero ella tiene un pasado. Un único novio hace mucho tiempo. El cual parece no ser un problema, ya que se casó, tiene un hijo y a la espera de otro está.



Pero por las noches, un caballo y jinete se ven rondar la casa de la novia. Y la mujer de Leonardo, antigua pareja de la novia, ve el caballo del marido agotado todas las mañanas.



La boda llega. Y se casan.



En la celabración:





"LEONARDO

¿Es que tu y yo no podemos hablar?



CRIADA (Con rabia)

No, no podíes hablar



LEONARDO

Después de mi casamiento he pensado noche y día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una culpa nueva que se come a la otra; ¡pero siempre hay culpa!



NOVIA

Un hombre con su caballo sabe mucho y puede mucho para poder estrujar a una muchacha metida en un desierto. Pero yo tengo orgullo. Por eso me caso. Y me encerraré con mi marido, a quien tengo que querer por encima de todo.



LEONARDO

El orgullo no te servirá de nada. (Se acerca)



NOVIA

¡No te acerques!



LEONARDO

Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mi el orgullo y el no mirarte y dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo lo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros no hay quien las arranque!



NOVIA (temblando)

No puedo oírte. No puedo oír tu voz. Es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera en una colcha de rosas. Y me arrastra, y sé que me ahogo, pero voy detrás.



CRIADA (Cogiendo a LEONARDO por las solapas)

¡Debes irte ahora mismo!



LEONARDO

Es la última vez que voy a hablar con ella. No temas nada.



NOVIA

Y sé que estoy loca y sé que tengo el pecho podrido de aguantar, y estoy aquí quieta por oírlo, por verlo menear los brazos.



LEONARDO

No me quedo tranquilo si no te digos estas cosas. Yo me casé. Cásate tú ahora.



CRIADA (a LEONARDO)

¡Y se casa!









Ella se casa. Pero antes de la noche de bodas, en la celebración, ella escapa con LEONARDO. Les persiguen por el bosque. Quieren matarlos a ambos. El NOVIO llega a su alcance y se matan ambos varones.



La madre desesperada se va acompañada de una vecina a refugiarse a su casa, en donde lamenta que no oirá ya la voz de su amado hijo. Cuando aparece la NOVIA:





NOVIA

¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia). Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo, que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobr emujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiersen agarrado los cabellos! (Entra una vecina)



MADRE

Ella no tiene la culpa, ¡ni yo! (Sarcástica) ¿Quién la tiene, pues? ¡Floja, delicada, mujer de mal dormir es quien tira una corona de azahar para buscar un pedazo de cama calentado por otra mujer!



NOVIA

¡Calla, calla! Véngate de mí;¡aquí estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará menos trabajo que segar una dalia de tu huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como una niña recién nacida. Y fuerte para demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos a meter las manos: tú por tu hijo; yo por mi cuerpo. Las retirarás antes tú. (Entra otra vecina)



MADRE

Pero qué me importa a mi tu honradez?¿Qué me importa a mi tu muerte? ¿Qué me importa nada de nada? Benditos sean los trigos, porque mis hijos están debajo de ellos; bendita la lluvia, porque moja la cara de los muertos. [...]



NOVIA

Déjame llorar contigo.



MADRE

Llora. Pero en la puerta.





[...]





MADRE

Que la cruz ampare a muertos y vivos.



Vecinas, con un cuchillo,

con un cuchillito,

en un día señalado, entre las dos y las tres,

se mataron los dos hombres del amor.





Con un cuchillo,

con un cuchillito

que apenas cabe en la mano,

pero que penetra fino

por las carnes asombradas,

y que se para en el sitio

donde tiembla enmarañada

la oscura raíz del grito."