17 may 2008

Two beers or not two beers



Hamlet.- Ser o no ser: he aquí la gran duda.
¿Cuál es más noble? ¿Presentar el pecho
de la airada fortuna a las saetas,
o tomar armas contra un mar de azares
y acabar de una vez?... Morir... Dormirse...

Nada más, y escapar en sólo un sueño
a este dolor del alma, al choque eterno
que es la herencia del alma en esta vida.

¿Hay más que apetecer?... Morir... Dormirse...¡Dormir?!...

Tal vez soñar... Ahí está el daño.
porque ¿quién sabe los horribles sueños
que pueden azorar en el sepulcro
al infeliz que se abrió camino
de entre el tumulto y confusión del mundo?

A este recelo sólo, a este ¿quién sabe?,
debe su larga vida la desgracia;
si no, ¿quién tolerara los reveses
y las burlas del tiempo? ¿La injusticia
del opresor y el ceño del soberbio?
¿Las ansias de un amor menospreciado?
¿La dilación de la justicia?... ¿El tono
e insolente desdén de los validos?
¿Los desaires que el mérito paciente
tiene que devorar... cuando una daga,
siempre a su alcance, libertarle puede
y sacarlo del afán?... ¿Quién sufriría
sobre su cuello el peso que le agobia,
gimiendo y jadeando hora tras hora,
sin ver el fin, a no ser que el recelo
de hallar que no concluye en el sepulcro
la penosa jornada... que aún se extiende
a límites incógnitos, de donde
nadie volvió jamás... confunde al alma
y hace que sufra conocidos males
por no arrojarse a los que no conoce?

Esa voz interior, esa conciencia,
nos hace ser cobardes: ella roba
a la resolución el sonrosado
color nativo, haciéndola que cobre
la enferma palidez del miramiento;
y las empresas de más gloria y lustre,
al encontrarla, tuercen la corriente
y se evaporan en proyectos vanos.

Hamlet.





15 may 2008

A sangre fría. Truman Capote

(Spoiler inside)


" Y bueno, qué tiene de malo la pena de muerte? Yo no estoy en contra. Se trata de una vengaza, ¿y es que tiene algo de malo la venganza? Es muy importante. Si yo fuera pariente de los Clutter o de cualquiera de aquellos de York y Latham despacharon, no podría descansar en paz hasta ver a los responsables columpiándose en la horca. Esa gente que escribe cartas a los periódicos. El otro día en un diaro de Topeka había dos, una de un ministro. Preguntando en resumen qué clase de farsa legal era ésta, por qué esos hijos de mala madre de Hickock y Smith tienen aún el cuello entero y se setán comiendo los dineros del contribuyente. Bueno, comprendo su punto de vista. Que están que rabian porque no consiguen lo que quieren: venganza. Y no lo van a conseguir si yo puedo impedirlo. Yo creo en la horca. Mientras no sea a mí a quien cuelguen."


Pero después lo fue.






[...]"La repentina lluvia tamborileaba en el tejado del alamacén. Su ruido, no demasiado distinto del ram-ram-ra-ta-plam de los tambores, anunció la llegada de Hickock. Acompañado de seis guardias y un capellán que rezaba, entró en el mortal lugar, esposado y con una especie de arnés de cuero negro que le ataba los brazos al torso. Al pie de la horca, el alcaide leyó la orden oficial de ejeución, un documento de dos páginas. A medida que el alacide leía, los ojos de Hickock, debilitados por medio decienio de celda, escudriñaron el peuqño auditorio y, no viendo lo que buscaban le preguntó al guardián que tenía más cerca, en un susurro, si no había ningún miembro de la familia Clutter presente. Al contestarle que no, el prisionero pareción contrariado, como si pensara que el portocolo de aquel ritual de venganza, no fuera observado debidamente, como era de rigor.

Como es costumbre, el alcaide, termianda la lectura le preguntó al condenado si quería hacer su postrera declaración. Hickock asintió con la cabeza:
- Sólo quiero decir que no os guardo rencor. Me enviáis a un mundo mejor de lo que éste fue para mí.
A continuación, como para dar más énfasis a sus palabras, les dio la mano a los cuatro hombres principalmente responsables de su captura y condena, los cuales, todo, habían pedido presenciar la ejecución. [...]
- Un placer volver a verles- dijo con su más encantadora sonrisa.
Era como saludar a los invitados a su propio funeral.
El verdugo tosió, se quitó con impaciencia su sombrero de cowboy y s elo volvió a poner, gesto que recordaba en cierto modo una gallina que erizase las plumas del cuello y las volviera a bajar. Hickock, empujado suavemente por un asistente, subió los escalones del patíbulo.
- El señor nos la da, el Señor nos la quita. Loado sea el nombre del Señor- entonó el capellán mientras arreciaba la lluvia, el lazo era colocado y una venda negra atada alrededor de la cabeza del preso, tapándole los ojos-. Que el Señor tenga piedad de tu alma.
El escotillón cayó y hickock quedó colgado durante veinte minutos enteros, hasta que al fin el doctor dijo:


- Declaro que este hombre ha muerto.




12 may 2008

¿Existe algún límite en el Arte?


Estaba yo leyendo el Jueves en el Vips, cuando hojeando la página de noticias reales, donde se encuentran las mejores sin duda, y ví esto:


Artista causa polémica en museos por querer exponer a un moribundo

Me vino inmediatamente a la memoria el pobre perro que ya se expuso de igual modo. Luego busqué sobre quien hablaba el titular:


"Gregor Schneider, uno de los artistas alemanes más en boga en este momento, causó hoy un revuelo mediático en Alemania al querer exponer en un museo a un moribundo y matar así uno de los últimos tabúes sociales.


"La muerte y el camino hacia la muerte son desgraciadamente hoy en día un sufrimiento", afirmó el artista de 39 años en una entrevista en la edición en línea del diario Die Welt.
Schneider defendió su idea de "exponer a una persona a punto de morir de forma natural o que acabe de fallecer” y explicó que su propósito es "mostrar la belleza de la muerte", idea que busca concretar desde 1996.
El artista dijo que busca a alguien que "dé previamente su acuerdo a todo". "Estará en el centro de todo y todo se desarrollará con el consentimiento de sus allegados", aseguró.

Su intención es exponer al moribundo en el museo Haus Lange de Krefeld (oeste alemán), un edificio construido en la primera mitad del siglo XX según los planos de Ludwig Mies van der Rohe. Pero el proyecto suscitó en seguida la polémica.

“La muerte es, efectivamente, un tabú en nuestra sociedad”, subrayó Hans-Heinrich Grosse-Brockhoff, secretario de Estado de Cultura de la región de Renania del Norte Westfalia, donde se encuentra el museo.

Pero "¿es por este motivo que uno puede exponer la muerte real?", se preguntó. El arte "¿no debe contribuir a erigir nuevos tabúes después de todos los que se han derrumbado?", agregó el secretario de Estado.
Políticos de Los Verdes y del Partido Liberal (FDP) de rango estatal describieron respectivamente el proyecto como "un intento de provocación" y un gesto de "mal gusto".
El artista, por su parte, explicó que si ningún museo acepta la propuesta, podría usar su propia obra-casa de Ménchengladbach para el acto fúnebre, titulado para este caso "Das Tote Haus ur" (algo así como "La ancestral casa muerta"). Schneider viene trabajando en esa casa, que bautizó "Haus ur", desde 1985, e hizo de ella un laberinto de trampas, cuevas y espacios insonorizados. Parte del edificio se expuso hace siete años en la Bienal de Arte de Venecia, lo que le valió al artista el León de Oro.

La muerte y la decadencia son temas habituales para Schneider, que por ahora sólo ha conseguido exponer muertos artificiales.




Tras ganarse la fama de ser "el artista mas lúgubre" en la Bienal de Venecia, donde fue premiado con el León de Oro en 2001, Schneider busca ahora un museo que acepte llevar a la práctica su particular idea artística, algo complicado, dicho por él mismo.

Según declara, "la idea de mostrar la belleza de la muerte" le persigue desde 1996.
"La realidad de la agonía en las clínicas, las salas de cuidados intensivos y los quirófanos alemanes es terrible. Este es el escándalo. La muerte y el camino hacia ella es hoy un sufrimiento. El enfrentamiento con la muerte, como yo lo proyecto, puede quitarnos el miedo a la muerte", afirma el excéntrico artista.

A su juicio, "un artista puede construir lugares humanos para la muerte, donde la gente pueda morir tranquilamente", ya que "el espacio aporta la dignidad y la protección".
Si pudiese elegir el lugar para su propuesta artística, se decidiría por una sala clara del Museum Haus Lange de Krefeld, al oeste de Alemania, espacio que ya ha reproducido en su estudio de Mönchengladbach y que estaría listo para su transposición.


Arte a partir de la agonía de un paciente


El enfermo agonizante será además quien tome las decisiones a la hora de llevar el proyecto a la práctica, en el que será "el centro de atención. Todo se hará de acuerdo con sus familiares. Se trataría de crear una atmósfera privada con un orden de visitas" para los amantes del arte, explica Schneider.

Igualmente, revela que ya tiene localizada a una persona que desea morir en público, un coleccionista de arte, cuyo nombre no facilita pero con el que "me imagino que voy a poder trabajar".

La idea choca, sin embargo, con las autoridades alemanas y con las ONGs que trabajan con enfermos desahuciados y terminales.

Gregor Schneider está considerado como el más provocador de los artistas alemanes contemporáneos, que ya causó revuelo el pasado año en Hamburgo, donde instaló ante el Pabellón de Arte localun cubo que recordaba a la Kaaba, la piedra sagrada negra de la Meca. El cubo negro, de 14 metros de alto y 13 metros de largo y ancho, dio pie a un fuerte debate político, y su instalación había sido rechazada anteriormente por Venecia y Berlín, ciudades que lo consideraban demasiado provocador políticamente. "

Información Agencia EFE.




Todo esto no es nuevo, Carlos Reyero en su libro La belleza imperfecta nos habla de esa faceta humana atraída por lo deforme, lo feo, lo antiestético, lo decadente, putrefacto... Ese no poder evitar mirar, como cuando hay un accidente.

En la Historia del Arte podemos remontarnos a los enanos de Velázquez, si bien su objetivo parece ser más el de dignificar su humanidad y posición. O Rembrandt, con su clase de anatomía... Sin embargo, el aspecto de morbosidad, recreación, está más de la mano de algunos artístas del siglo XIX, como Gericualt, y su serie de locos.

La loca

Géricault realizó entre 1821 y 1824 una serie de pinturas con modelos de locos o maníacos, tomando del natural a una serie de personas que eran tratadas en el asilo del psiquiatra Jean-Étienne Esquirol. A través de esta serie pretendía recabar un repertorio de expresiones de la locura.

El loco asesino

En esa época se dieron también cuadros sobre interiores de manicomios, incluidas las salas de las histéricas, epíteto o enfermedad inventada entonces, sólo atribuíble a las mujeres, etimológicamente: Hyster: útero.


Casa de locos. F. de Goya.

Estas pinturas quizá tan sólo se diferencian de lo que propone Schneider al ser representadas en dos dimesiones, dejando claro lo que es la realidad de la ficción. Ya que, por mucho que se copie de la realidad, en el instante que el artista deja de mirar al modelo para mirar su plasmación en el lienzo ya interviene su subjevidad interpretativa e incluso su mirada contaminada por modelos anteriores.

Pero en lo que propone Schneider no veo ingenio, imaginación, interpretación, creatividad, ilusión, ficción posible. Además de desposeer de toda dignidad los últimos momentos de la vida humana. Con un fin exclusivamente lucrativo, ya sea monetario o por incrementar su popularidad.