Las Vegas eran unos recreativos que estaban en Asturias.
Con lo que llovía en verano, en esos tiempos en que llovía en verano en el norte, casi vivíamos allí. Era el año 1995. Al cargo de este lugar, un pseudoantro (no llegaba a la categoría de antro entero) estaba un señor con ojos pequeños y gafas, con pinta de haber sido rockero de joven, llamado Minuto. Te ríes al principio, pero luego le llamas Minu con toda naturalidad. Estaba empeñado de que yo de mayor sería cantante de un grupo heavy. Hoy en día cuando me lo cruzo por el puerto me lo recuerda riéndose.
Le traíamos frito pidiéndo Nirvana , Offspring, Metallica... pero siempre era amable, y nunca nos gritó. Ni aún cuando cogí un "permanent" y fuí pintando muñecos en las pantallas de las máquinas de videojuegos una tras otra, y Minuto detrás de mí con un limpiacristales. Entonces me planteaba por qué no me hizo tragar el rotulador, o por qué no me detuvo, pero ahora, sé que no lo hizo porque éramos su única distracción. Y es que en el fondo le adorábamos. Fue el único que nos hubiera permitido subirnos cuatro a un helicópteco de niños, pagando un duro, y subirnos significa subirnos a la hélice, al morro, etc.
En los recreativos, nos pasábamos las horas jugando a la máquina de los Simpsons, al billar, pero sobre todo, por encima de todas las cosas, al futbolín. No de estos que hay por Madrid, sino de los que tienen tres defensas, el campo está curvo y los jugadores tienen dos pies, con los que retener la bola y "atrastrar". Y no, no jugaba con rosca :P. Años más tarde amigos de mi hermana se negarían a jugar conmigo para no perder contra una enana. (Enana que luego llamarían armario de tres cuerpos, ya que tenía más fuerza en los brazos que ellos por remar)
Allí, en los bancos de madera y en la pared al lado de las ventanas verdes, pintadas calaveras, los chicos que te gustaban, buf, creo que cada rincón de ese sitio era un pedazo de mi pasado, deprimente si lo observo ahora, pero también muy divertido.
Ahora alguno de esos chicos hasta hace planes de boda, incluso alguno parece un señor por la calle, Minuto tiene el pelo blanco y sólo le veo ya cuando va cerca del faro a pescar. Las Vegas son ahora un edificio de pisos. Y yo... a veces quiero ser esa gamberra que pintaba todo. Quiero estar con sudadera y chanclas con la toalla al hombro esperando a que deje de llover para ir a la playa, mientras le mangamos algún chupachups, llamados "porras" allí, porque claro, madrileña, también hay Kojac, y otras marcas...
Monumento a Peter Gulley, australiano que introdujo el surf en Tapia de Casariego (Asturias)
http://www.youtube.com/watch?v=_jnQ73w9giY