24 may 2008

Hablaba y hablaba...



Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.
FIN

Max Aub

7 comentarios:

Sr. Calavera dijo...

Como ente silencioso que soy, a veces me abruma la cantidad de palabras que pueden soltar algunas personas.

Ojala siempre tuviera una toalla a mano.

pd: A sonado a psicópata?

ppd: Es lo que intentaba.xD

Dídac dijo...

Como ente NO silencioso que soy, descubrí cual era la manera de no reventar si me cerraban la boca. Consistía en hablar por los ojos.

Entonces la gente dejó de mirarme.

Möbius el Crononauta dijo...

¿Pero eso no forma parte de su trabajo? Es tradición!

Calamidad Ambigua dijo...

Doy fe, y aún diré más, las cosas se hacen bien, si me pongo a limpiar me gusta con copla, trapo en mano, cantando, (ya que no tengo con quien cotillear)

Un voto a favor de las marus!!

PD: Hablo más que escribo. Hablo mucho. Pero como decía Ana y el Rey,

"Cuando una mujer que tiene mucho que decir se calla, su silencio ensordece"

Anónimo dijo...

Aprovecho el post para decir que, al menos, has venido.

Draz.

Calamidad Ambigua dijo...

ha servido para que comentes! juas

interpreta-sones dijo...

vaya. unos pedos léxicos la habrían salvado! :)