Mary Shelley: Frankenstein o el Moderno Prometeo.
Yo siempre he pensado que tu vida marca tu obra. Es muy difícil separar las pasiones que has sentido, el sufrimiento que te ha sido ocasionado, y el dolor que tú mismo has infringido a la hora de coger una pluma, y dejar que escriba tu mente.
La vida de Mary Shelley estuvo llena de desgracias, perdió a su madre, su hermana se suicidó, murieron cuatro de sus cinco hijos siendo pequeños, para poco después quedarse viuda. De familia burguesa, letrada, pasó a vivir casi en la indigencia. Pero sus múltiples desdichas se vieron al menos consoladas con el amor de su esposo. Si uno lee su libro, se da cuenta de que entre todas las cosas de este mundo, la que más valora es esa. El ansia del monstruo de ser amado, de tener una compañera, hubiera hecho perdonar el más atroz acto de nuestro protagonista. Y el hecho de devolver la vida a un cuerpo inerte, qué duda cabe que ella lo hubiera deseado con toda su fuerza.
FRANKENSTEIN, dualidad hombre monstruo.
Según avanzaba el libro, más avanzaba su estupidez. Dejó que muriera toda su familia por su egoísmo. Él intenta justificarse, pero es un hecho: no fue capaz de enfrentarse a su creación. Y, al igual que Einstein, que se justifica diciendo que el uso de la bomba atómica es cosa de otros, Frankenstein creó a esa criatura y la abandonó.
En todo momento he estado de parte de la creación, ya que para mí, el monstruo verdadero es el hombre, Victor Frankenstein. Irresponsable, gracias a quien su arrogancia y actuar sin pensar en las consecuencias, una familia entera sufrió y murió sin saber en ningún momento, que aquel al que mantenían (ya que él no trabajó nunca para ganarse el sustento), escribían con dulzura y cuidaban con dedicación sería la causa de sus muertes y desdichas.
EL MODERNO PROMETEO: El libro
Ofrece al lector una gran descripción de los paisajes de Ginebra, Suiza, Italia para terminar con Gran Bretaña y el Polo Norte. Tanto al hombre como a la criatura les llaman en todo momento la atención los parajes montañosos, y si bien les calman, a veces son causa de nostalgia, miedo, y desesperación. Los personajes, cálidos, amables, de lenguaje exquisito, incluso la creación (al que no pone nombre), ya que aprendió a leer, en una cochiquera, con tomos de clásicos escritores latinos.
Las cartas de suceden, y las vidas de otros se enlazan a la principal, llevándote a una sociedad donde aún había honor y miseria en abundancia a partes iguales.
La cita:
"En la quietud de la noche me respondió una fuerte y demoníaca risa. Sonó en mis oídos larga y opresivamente; las montañas me devolvieron su eco, y me sentí como si todos los demonios me rodearan burlándose y riendo. En ese momento, seguramente, hubiese dejado que el frenesí me dominara y destruyera mi miserable existencia, si no hubiese sido porque mi juramento había sido escuchado y me sentía destinado a la venganza..."
MARY SHELLEY´S FRANKENSTEIN: La película.
No voy a realizar una ficha, si bien hablar de algunas diferencias en cuanto al libro se refiere. Si bien fue el libro, obviamente la primera creación, mi primer conocimiento sobre el tema fue la película de Kenneth Branagh . Ya que antes, sólo tenía en mente el estereotipo de monstruo gigante con dos tornillos a los lados de la cabeza, tosco e infantiloide, que se enamora de una niña en un lago.
En la película aparece el típico rayo creador de vida, que el libro no describe ni menciona.
El padre no muere a manos de la criatura, como en la película, si bien no soporta el dolor tras la muerte de Elizabeth, y muere en la más profunda tristeza.
Elizabeth Lavenza y Victor no son apasionados el uno con el otro, se ven comprometidos desde niños por voluntad de sus padres y se ven como amigos, primos, compañeros, si bien se quieren, no muestran ningún signo de pasión, y Elisabeth no va a buscarle en ninguna ocasión. Y cuando ella muere, estrangulada como el resto, no le es arrancado el corazón como en la película, Victor no hace nada por devolverle la vida. No crea una compañera, ni para la criatura ni para él mismo.
Sin embargo, gracias a ella empezó a atraerme esta historia, que siempre la vi por debajo de Drácula en interés, y hoy en día la veo con un trasfondo filosófico mucho más profundo, y de una complejidad mayor.
La vida de Mary Shelley estuvo llena de desgracias, perdió a su madre, su hermana se suicidó, murieron cuatro de sus cinco hijos siendo pequeños, para poco después quedarse viuda. De familia burguesa, letrada, pasó a vivir casi en la indigencia. Pero sus múltiples desdichas se vieron al menos consoladas con el amor de su esposo. Si uno lee su libro, se da cuenta de que entre todas las cosas de este mundo, la que más valora es esa. El ansia del monstruo de ser amado, de tener una compañera, hubiera hecho perdonar el más atroz acto de nuestro protagonista. Y el hecho de devolver la vida a un cuerpo inerte, qué duda cabe que ella lo hubiera deseado con toda su fuerza.
FRANKENSTEIN, dualidad hombre monstruo.
Según avanzaba el libro, más avanzaba su estupidez. Dejó que muriera toda su familia por su egoísmo. Él intenta justificarse, pero es un hecho: no fue capaz de enfrentarse a su creación. Y, al igual que Einstein, que se justifica diciendo que el uso de la bomba atómica es cosa de otros, Frankenstein creó a esa criatura y la abandonó.
En todo momento he estado de parte de la creación, ya que para mí, el monstruo verdadero es el hombre, Victor Frankenstein. Irresponsable, gracias a quien su arrogancia y actuar sin pensar en las consecuencias, una familia entera sufrió y murió sin saber en ningún momento, que aquel al que mantenían (ya que él no trabajó nunca para ganarse el sustento), escribían con dulzura y cuidaban con dedicación sería la causa de sus muertes y desdichas.
EL MODERNO PROMETEO: El libro
Ofrece al lector una gran descripción de los paisajes de Ginebra, Suiza, Italia para terminar con Gran Bretaña y el Polo Norte. Tanto al hombre como a la criatura les llaman en todo momento la atención los parajes montañosos, y si bien les calman, a veces son causa de nostalgia, miedo, y desesperación. Los personajes, cálidos, amables, de lenguaje exquisito, incluso la creación (al que no pone nombre), ya que aprendió a leer, en una cochiquera, con tomos de clásicos escritores latinos.
Las cartas de suceden, y las vidas de otros se enlazan a la principal, llevándote a una sociedad donde aún había honor y miseria en abundancia a partes iguales.
La cita:
"En la quietud de la noche me respondió una fuerte y demoníaca risa. Sonó en mis oídos larga y opresivamente; las montañas me devolvieron su eco, y me sentí como si todos los demonios me rodearan burlándose y riendo. En ese momento, seguramente, hubiese dejado que el frenesí me dominara y destruyera mi miserable existencia, si no hubiese sido porque mi juramento había sido escuchado y me sentía destinado a la venganza..."
MARY SHELLEY´S FRANKENSTEIN: La película.
No voy a realizar una ficha, si bien hablar de algunas diferencias en cuanto al libro se refiere. Si bien fue el libro, obviamente la primera creación, mi primer conocimiento sobre el tema fue la película de Kenneth Branagh . Ya que antes, sólo tenía en mente el estereotipo de monstruo gigante con dos tornillos a los lados de la cabeza, tosco e infantiloide, que se enamora de una niña en un lago.
En la película aparece el típico rayo creador de vida, que el libro no describe ni menciona.
El padre no muere a manos de la criatura, como en la película, si bien no soporta el dolor tras la muerte de Elizabeth, y muere en la más profunda tristeza.
Elizabeth Lavenza y Victor no son apasionados el uno con el otro, se ven comprometidos desde niños por voluntad de sus padres y se ven como amigos, primos, compañeros, si bien se quieren, no muestran ningún signo de pasión, y Elisabeth no va a buscarle en ninguna ocasión. Y cuando ella muere, estrangulada como el resto, no le es arrancado el corazón como en la película, Victor no hace nada por devolverle la vida. No crea una compañera, ni para la criatura ni para él mismo.
Sin embargo, gracias a ella empezó a atraerme esta historia, que siempre la vi por debajo de Drácula en interés, y hoy en día la veo con un trasfondo filosófico mucho más profundo, y de una complejidad mayor.
Comentarios
Es debido a una miniserie inglesa que vi de pequeño. En ella, el monstruo al rincipio era un tio asi guaote y tal, luego iba degenerando.
Pero hasta que no salió una edición oportunista aprovechando el éxito de la peli de Kenneth Branagh, no encontré el libro.
No soy de los que siempre prefieren el libro a la película, pero en éste caso si.
Sobre el personaje de Elisabeth, creo que si se percibe poco amor entre ellos, es porque en esa época las cosas eran asi.
Un saludo!
Otra gran pelicula es "Dios y monstruos" biopic de James Whale (el director original de Frankestein, no la de Branagh). Chao
La misma autora se casa escapándose de casa con Shelley a los 17 años. por lo que la pasión tambien existía. Y se narraba.
De Frankenstein... recuerdo la película, e incluso tengo el libro pendiente dando vueltas. Y creo que tienes por ahí un relato que tiene que ver con él, escrito hace tanto, tanto tiempo, que me avergüenzo de enseñarlo...
Gracias por seguir aquí, aunque cuente menos gambiterías (en breve caerán again).
La verdad es que he disfrutado leyendo ese libro y escribiendo esto. No es nada, y lo he escrito por mi, pero qué gusto da cuando respondeis. Un besazo
Y El espiritu de la colmena, El sur y El sol del membrillo (de Erice) son un must see como la copa de un pino. Buen weekend!
Frankenstein me emocionó hace años, de muy joven, cuando tras leer (y disfrutar)Drácula inicié la lectura de la obra inmortal de Mary Shelley. A mí me llegó más la historia de amor eterno narrada por Bram Stoker, si bien Frankenstein y su búsqueda de la aceptación y del amor también me encantó.
Como decía, genial post, desconocía esas notas sobre la vida de Shelley que ayudan a interpretar su obra!
Si me pongo a buscar te encuentro una foto de parecidos razonables.. :P
Una obra literaria inmortal, con una historia detrás fascinante...
Saludos
Si ves la peli de los años 30 y piensas que el libro es igual (y por tanto, ni lo lees)te perderás tantas cosas...